Qué común en la gente de adjudicarle a un día un estado de ánimo, un determinado porcentaje de ganas de vivir, un grado de infelicidad... Y acá estoy viviendo el domingo a mi manera... Pero hoy no es domingo, es viernes... El día que todos le adjudican felicidad y libertinaje.
Te duele mucho el domingo, y a veces lo que mas te duele de ese primer o último día de la semana, es que empiezas a replantearte la vida: en lo que hiciste y en lo que tenes que hacer, en lo que podrías haber hecho y en lo que no hiciste, pero ya no hay manera de que puedas hacer; en lo que hiciste mal y bien, en lo arrepentido que estas por muchas cosas que has hecho sin pensar, o en lo amargado que te pones por aquello que simplemente pasó y no podes cambiar, corregir o borrar.
Adjudicarle la pena a un día es de boludo, cobarde. Porque no llegas a darte cuenta que el problema no es del día... Sos vos... Soy yo...